The following poems were written by Gustavo Adolfo Bécquer, one of Spain’s most famous poets. He was only 18 years old when he arrived in Madrid in 1854. He carried with him a small casket full of his collected works so far, but he was intent on literary glory. Within the next 16 years, he had fallen in love, been disappointed, been repeatedly ill, married and begun a family only to have it collapse, and yet he had friendships that never failed him. And then he died. But the collection he began with, although small, would be enough to transform contemporary Spanish poetry.
He also wrote short stories, managed a literary press, and survived a revolution.
Of the 79 poems he wrote, I have collected here a few that would be considered ‘romantic.’
When I went to Spain for the second time, my wife and I took a carriage ride through the park. Our driver was totally bored with us, didn’t care to tell us the details of the sites we were seeing, until we saw this statue and I started talking to him about Bécquer. Suddenly, the driver and I were good friends. … If you want to win the hearts of the Spanish, know their poets.
¿Cómo Vive…?
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Sobre un volcán hasta encontrarla ahora
nunca he visto una flor.
Dices
Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón… es una máquina
que al compás que se mueve hace ruido.
Does a compass make noise? Watchmakers have a rotating part that keeps time in a watch called a compás.
This adds further insult to the line, suggesting the author of the poem knows the inner workings of the other person’s heart, and that it is nothing but cold, mechanical metal, calculated to shift and turn away simply due to the passage of time.
Hoy
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…
¡hoy creo en Dios!
Los Suspiros
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?
Por Una Mirada
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso… yo no sé
qué te diera por un beso.
¿Qué Es Poesía?
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
Sabe Si
Sabe si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
Alguna Vez
Alguna vez la encuentro por el mundo
y pasa junto a mí
y pasa sonriéndose y yo digo
¿Cómo puede reír?
Luego asoma a mi labio otra sonrisa
máscara de dolor,
y entonces pienso: –Acaso ella se ríe,
como me río yo.
Los Invisibles
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
¿Dime?… ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
Mientras
…Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!
Tú Eras
Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No podía ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!
¡No podía ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No podía ser!
Tu Pupila Es Azul
Tu pupila es azul y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y cuando lloras
las trasparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
Yo Soy
–Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
–No es a ti: no.
–Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
puedo brindarte dichas sin fin.
Yo de ternura guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
–No: no es a ti.
–Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
–¡Oh, ven; ven tú!